Dicen que la práctica hace al maestro, pero es cierto que para desarrollar cualquier habilidad, para llegar a ser competente en un trabajo, primero debemos aprender sobre la parte teórica. Es decir, aunar conocimientos para poder encontrar una manera de ponerlos en práctica de la forma más eficiente. Claro que podemos ser autodidactas y aprender por nuestra cuenta, a base de ensayo y error, pero esto nos costará muchísimo más tiempo y esfuerzo. La formación es imprescindible para poder desarrollar cualquier oficio, incluso aquellos que son más prácticos. Por eso, las escuelas y universidades se afanan en crear los mejores proyectos didácticos para ensayar a sus alumnos todo lo necesario a la hora de ponerse manos a la obra. La preparación es fundamental, aunque tampoco debe ser lo único que se tenga en cuenta a la hora de escoger a alguien. Porque tras aprender los conceptos, la práctica debe ser el siguiente paso importante.

Hay oficios en los que podemos aprender todo lo necesario en apenas unas semanas, y otros cuyo aprendizaje dura eternamente, porque siempre hay algo nuevo. El de la prostitución es uno de esos oficios peculiares que en algunos casos incluso se vuelven marginales. Todavía pesa una gran carga moral sobre el trabajo sexual, tanto es así que en muchos países del mundo está prohibido. Eso no significa que no se lleve a cabo, de manera clandestina en muchos casos, con lo que eso significa sobre todo para las propias trabajadoras sexuales. Ellas se ven inmersas en este territorio hostil y muchas veces optan por este trabajo por pura necesidad. Luego también están las redes de tráfico sexual que obligan a muchas mujeres en situación de vulnerabilidad a prostituirse, lo cual supone un delito sencillamente intolerable. Pero en países como España, el número de mujeres y chicas jóvenes que entran en la prostitución por voluntad propia cada vez es mayor. Incluso hay asociaciones formadas por esas trabajadoras, que tratan de velar por la seguridad y las buenas condiciones de este sector olvidado por todos. En Barcelona llegó a abrirse en su momento una escuela de prostitución, un lugar en el que se daban cursos a las prostitutas para mejorar en su trabajo. La polémica, por supuesto, estaba servida.

David Fincher, reputado director de thrillers y dramas que llamó la atención de todos con aquella imponente película, El Club de la Lucha, estrenó una década después un filme muy diferente, pero igualmente interesante, en el que mostraba la historia del nacimiento de Facebook, la red social más importante de estos primeros años de siglo XXI. Su creador, Mark Zuckierberg, había ideado Facebook desde su dormitorio en la universidad de Harvard, supuestamente robando la idea a otros alumnos que le habían contratado para hacer el código de una página que tenían en mente. Zuckerberg no solo tuvo que enfrentarse a la demanda de aquellos compañeros, sino también a la de su amigo Eduardo Saverin, quien formó parte de Facebook desde el principio pero fue expulsado más tarde, de una manera poco ética. En la película, Fincher relata con precisión todos aquellos sucesos, pero hay escenas que también llaman mucho la atención, aunque no haya demasiada acción en ella.

Cuando Zuckerberg se muda a California con su equipo y alquila una casa para darle cobertura a Facebook, en sus inicios, mantiene a varios programadores enchufados, escribiendo código las 24 horas del día, por turnos. Los programadores estaban completamente concentrados en su trabajo, aislados de cualquier estímulo exterior, tanto que ni siquiera escuchan cuando llaman a la puerta, ni se inmutan si Zuckerberg y Saverin se ponen a pelear en medio del salón. Ese estado de concentración absoluta les permite programar a un ritmo frenético, el que necesitaba Facebook en su momento. Pero, ¿esas escenas son realmente verosímiles? ¿Los programadores llegan a involucrarse de esa manera cuando están escribiendo código? Hay de todo, por supuesto, pero muchos consideran que este proceso es casi como la meditación, despejándoles la mente y focalizando toda su atención en el trabajo. Hoy por hoy, los que son capaces de escribir código y programar de esa manera están en las mejores empresas tecnológicas del mundo, con grandes sueldos y unas condiciones de trabajo envidiables. ¿Te gustaría ser el siguiente?

Tener una buena base de valores y principios es una característica primordial en cada persona, y es que, permite que todos podamos vivir armónicamente en comunidad y así poder evolucionar como sociedad. Es por esto que, es de gran importancia que desde niños se nos enseñe ciertos comportamientos y actitudes que sean perdurables en el tiempo. Aquí es donde entran los valores, ya que el respeto, la tolerancia, la ética, la solidaridad, entre otros representan la vía que conduce a una sociedad más humana.

Estos valores podrían ser considerados como pilares fundamentales, por lo que es mejor que la enseñanza de estos empiece desde el núcleo familiar. Educar a los niños con estos principios hará que ellos crezcan siendo buenas personas y les da la oportunidad de relacionarse de una manera correcta con los demás. Incluso las personas que hacen uso de estos fundamentos tienen un mayor grado de seguridad y confianza en sí mismos, a la hora de interactuar con los demás pudiendo saber que esperar a cambio.

La situación de incertidumbre que se vive por culpa de la pandemia del Covid-19 no solo afecta a nuestro país, sino a todo el mundo, aunque es cierto que España se ha visto especialmente damnificada por las consecuencias de este terrible virus, que todavía sigue con nosotros y que parece que va a mantenerse al menos durante varios meses más. Este 2020 ha sido un año tremendamente aciago donde hemos tenido que aprender a vivir de otra forma, adaptándonos a las medidas de seguridad que impedían la expansión del virus a gran escala. Se han suspendido conciertos y grandes eventos, pero también oposiciones, pruebas que estaban destinadas a cambiar la vida de muchas personas, que llevaban meses e incluso años preparándose para ella. Muchos lo han visto como una tragedia. Para otros, ha sido una oportunidad para seguir afianzando conocimientos de cara a la prueba definitiva.

La mayoría de oposiciones presenciales se han suspendido durante este 2020, pero muchos confían en que el 2021 nos permita volver, antes o después del verano, a realizar este tipo de pruebas. Los docentes son hoy por hoy más importantes que nunca, y la nueva situación les ha obligado a adaptarse igualmente a la nueva realidad del Covid en el aula. Los expertos en pedagogía terapéutica también están siendo muy requeridos desde hace meses en los colegios e incluso en los institutos, ya que su función, aunque muchas veces invisible, es básica para conseguir que esos niños con necesidades especiales puedan desarrollar su carrera lectiva de la mejor forma posible, más aun en un momento tan crucial como este. Si estás pensando en realizar este tipo de oposiciones, nosotros te vamos a dar las claves que deberías conocer para prepararte lo mejor posible para ellas.